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Ni una estrella, michelín

Arròs amb crosta.

Arròs amb crosta. Estoy preparando estos días los platos tradicionales de las (mis) fiestas, que este año no habían salido todavía de mi cocina.
El arroz que hemos comido hoy tiene dos secretos fundamentales: un buen caldo, producto del putxero de nadal, que solemos comer el día de nochebuena, pero que yo preparé ayer, y unos huevos caseros, de gallinas criadas en casa, quiero decir, a ser posible, en casa de una. Porque, además de esos dos ingredientes, sólo lleva arroz, aunque el resultado final es impresionante, a pesar de su sencillez.
Sólo hay que tener el caldo, sofreír el arroz en una cazuela de barro y poner en el horno, hasta que casi ha desaparecido. Entonces se añaden los huevos batidos, uno por persona, que, puesta de nuevo la cazuela en el horno, cuajan, en forma de costra, por encima del arroz.
Al servirlo, parecerá que estamos comiendo una tarta, o una simple tortilla, pero el sabor, la mezcla de sabores, será difícil de olvidar.
Lo ha copiado michelín.

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